Las dificultades de ser detenido...
Life not Money at the LSE Campaign diary post no 6
Así que estoy sentado bloqueando una vía pública en nuestro tercer intento en 24 horas de infringir la ley y que nos detengan. Quebrantar la fianza y ser encarcelados. Para salir en la prensa y demostrar que la London School of Economics prefiere enviar a estudiantes y activistas a la cárcel antes que sentarse a hablar de tomar medidas contra la desigualdad extrema en la escuela.
Un policía se acerca a mí. Estoy infringiendo la ley y me van a detener si no me muevo. He ensayado mis frases: "No me moveré, pero no me resistiré a que me muevan". Explico que me gustaría que me esposaran con las manos delante del cuerpo y no detrás. Me parece bien. Estoy deseando meterme de lleno en mi libro -Autobiografía de Martin Luther King (¿qué si no?)- en el furgón policial.
Luego no pasa nada. Al cabo de dos horas nos levantamos, pasamos por delante de varios furgones antidisturbios llenos de policías y nos vamos a tomar un té.
Análisis: Cuando se enfrenta a una desobediencia civil intrépida y creciente, la oposición se encuentra ante un grave dilema: perder, perder: reprimir a los manifestantes y dañar su reputación o no hacer nada y ceder terreno. Las élites de la LSE no pueden permitirse que los manifestantes vayan a la cárcel y harán todo lo posible -incluso dar instrucciones a los agentes de policía para que no cumplan con sus obligaciones públicas- para evitar que el mundo conozca su gran secreto: una institución liberal y progresista por fuera y un vicioso negocio de extorsión empresarial por dentro.
El resultado: somos libres de marcar con tiza y bloquear las carreteras de los alrededores de la LSE sin miedo a ser detenidos.
Strange old world.
