🌀 Fuera de las tinieblas: El fin de los tiempos, la renovación y el retorno de lo real
En un mundo que se precipita hacia el colapso, debemos recuperar la antigua sabiduría de que la luz nace de la oscuridad, y que el final puede ser también el principio.

La locura más profunda de la cultura occidental -ahora la cultura dominante en todo el mundo- es su insistencia en que las cosas están separadas. Que lo bueno existe aquí y lo malo allá. Que la luz y la oscuridad no se mezclan.
En esta visión, lo malo debe ser vencido por lo bueno, como si el mundo fuera un simple campo de batalla, un limpio juego de luces contra sombras. La realidad se aplana, se despoja de ambigüedad y se transforma en un conjunto de problemas que hay que resolver. Esta es la lógica de la arrogancia instrumentalista: la creencia de que el mundo es sólo un conjunto de cosas que hay que controlar y dominar.
Pero esta visión del mundo -esta conversión del flujo en forma, del proceso en objetos estáticos- es una excepción histórica. A través del tiempo y la cultura, la mayoría de las tradiciones humanas han entendido las cosas de otra manera.
En las tradiciones orientales e indígenas, el mundo no es lineal, sino circular. Es paradójico, no lógico. La luz surge de la oscuridad. Del vacío nace una nueva vida. La oscuridad no es mala, es generadora.
La salvación no viene de una cosa, sino de la nada. Te mueves a través de la nada. Sigue adelante hasta que el mundo se transforme ante tus ojos, sin cambiar.
No te quedas atascado en la "noche oscura del alma" occidental. Porque en estas tradiciones más profundas, el infierno nunca es el final.
Uno de los mayores místicos del siglo XX occidental fue Walter Benjamin. Acabo de leer una larga biografía suya y lo que queda claro es lo siguiente: la religión, correctamente concebida, no tiene nada que ver con la religión vista a través de ojos seculares.
No es una creencia privada aislada de la vida pública. No es una superstición especulativa que flota por encima del mundo "real" de los hechos materiales.
Benjamin era materialista, pero radical. Profundizó tanto en el mundo material que vio su misterio. Sus capas. Sus extraños encantos.
Escribió ensayos sobre fotografías, puestos de mercado, multitudes urbanas y libros -los objetos cotidianos de la modernidad- y los volvió extraños de nuevo. Devolvió el espíritu a la materia y la materia al espíritu. El binario se disolvió. Volvía la unidad.

Benjamin también destrozó la noción del tiempo. Si se mira de cerca, el tiempo lineal se derrumba.
El pasado y el futuro se pliegan en el presente. Lo arcaico subvierte lo moderno. El todavía-no se agolpa en el ahora.
El tiempo estalla desde dentro. Avanza lo suficiente en una dirección y llegarás al extremo opuesto.
Y esto nos lleva al momento en que nos encontramos ahora.
El fin de los tiempos ha llegado. El momento nuclear en el que toda la historia pasada y todas las posibilidades futuras colapsan en el átomo singular del presente. El momento que decidirá entre la existencia y la no existencia.
Todo está en suspenso. Todo lo que fue, es y será pende ahora de un hilo.
Pero en ese final hay un principio. En la destrucción del mundo, vislumbramos su reconstrucción. En nuestra caída al infierno, vislumbramos el cielo.
A menudo se olvida que los primeros cristianos creían que el mundo estaba a punto de acabar. Que el regreso de Cristo era inminente. Por eso San Pablo se apresuró a salvar almas y la Iglesia primitiva sobrevivió a 300 años de persecución.
Tenían una base metafísica. Estaban anclados en el fin.
Hoy, la modernidad secular nos despoja de ese fundamento. Como advirtió el filósofo Günther Anders, nuestra negación del apocalipsis que se avecina nos despoja de resolución existencial. Tratamos el colapso como un "problema" más, en lugar del hiperobjeto que realmente es: el todo que lo cambia todo.
Y cuando lo hacemos, perdemos el poder de dar a luz algo nuevo.

Ahora, la realidad está a punto de hacer estallar nuestra negación.
El colapso no está llegando, ya está aquí. Y entre los escombros espirituales y materiales, está surgiendo algo nuevo: una resistencia no a pesar del final, sino arraigada en él.
De la oscuridad saldrá la luz. Esto no es un sentimiento. Es un hecho. Es la convergencia de la objetividad absoluta y la fe absoluta.
En los últimos tiempos, lo imposible se hace posible.
Mientras nos enfrentamos cara a cara con miles de millones de muertes, también podemos ver los mayores actos de amor, coraje y renacimiento. La mayor unión de fuerzas para rehacer el mundo por completo.
Las viejas historias se convertirán en las nuevas.
Volveremos a lo que realmente es, a la infinita profundidad de lo real.
Lo bueno saldrá de lo malo. Todo saldrá bien. Y el mayor bien puede surgir del mayor mal.
Nuestro trabajo no consiste en especular sobre los resultados. Eso ya pasó.
Nuestra tarea ahora es convertirnos en lo que realmente somos. Apoderarnos del valor. Desempeñar nuestro papel.
Nada más.
Nada menos.
Este iba a ser el mensaje de clausura de Roger Hallam para la Convención Rev21.
Pero las autoridades penitenciarias lo bloquearon.
Ahora le han prohibido publicar en las redes sociales.
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Novedades sobre el encarcelamiento de Roger
La puesta en libertad de Roger se ha retrasado una vez más: inicialmente se esperaba para marzo, luego para mayo y ahora se pospone indefinidamente. En primer lugar, su domicilio designado se consideró "inadecuado" para la rehabilitación porque había alguien relacionado con Just Stop Oil. Después, tras la cobertura de prensa que incluía el nombre de su agente de libertad condicional (citado directamente en el artículo), Roger fue incluido en una lista de alto riesgo, supuestamente debido al impacto psicológico en el personal. El agente de libertad condicional ha sido sustituido, pero el nuevo se ha negado a responder a las comunicaciones legales del equipo de Roger.
Al parecer, el personal penitenciario se niega a reunirse directamente con Roger, alegando el "riesgo" que supone para ellos. Sus abogados han escrito a la prisión, pero no existe ningún requisito legal para que respondan en un plazo determinado, lo que le deja en un estado de limbo.
Al mismo tiempo, la capacidad de Roger para contribuir al trabajo público se ha visto gravemente restringida. Las autoridades penitenciarias han bloqueado más de 20.000 palabras de sus escritos, y se han censurado sus aportaciones a la Convención y a nuestros esfuerzos en las redes sociales. A pesar de ello, Roger sigue colaborando con los proyectos a través del teléfono de la prisión y del correo electrónico, siempre que es posible. Sigue profundamente comprometido con la causa y continúa apoyando nuestro trabajo con inquebrantable claridad y determinación.
Como siempre, puedes apuntarte a la resistencia civil no violenta con la Red A22 a nivel internacional.
