🕊️Gaza: Sobre el amor y el perdón

Esto es lo que me ha llegado:

Unos días antes de que empezara la matanza masiva en curso vi la película "El Reino de Dios". Se podría decir que cuenta la historia de los cruzados que intentan retener Jerusalén, pero en realidad no trata de eso, del mismo modo que "Gaza" (obsérvese el marco material) no trata realmente de los israelíes y los palestinos. Lo que está ocurriendo es la puesta en práctica de un sistema de significados que justifica la matanza desde hace 10.000 años. Supone que los seres humanos pueden dirigir el mundo en lugar de Dios. Cuando la gente mata está patológicamente apegada a la idea de que ellos son reales y el mundo es real, y eso es todo lo que hay, y por eso luchan hasta la muerte por ello. Este apego, esta desesperación, crea un ciclo interminable de rabia y matanza. La lógica del odio es implacable.

Pero este mundo, de tierras, tesoros y poder, no es real: es sólo un sistema de significados entre muchos otros, como confirman la física moderna y el misticismo tradicional. Paradójicamente, las formas alternativas de ver surgen en momentos en que la matanza alcanza uno de sus espasmos periódicos del infierno.

"Ya no puedo más": el agotamiento del odio lleva al colapso no sólo de la ideología que lo impulsa ("ésta es mi creencia, tengo razón y puedo matar por ella"), sino de toda la visión materialista del mundo del yo. Surge una tercera "entidad": dios. No el dios material -otra "cosa"- de la práctica religiosa moderna, sino algo muy distinto: la conciencia de una presencia invisible que no puede reducirse a palabras y conceptos.

La constatación es que la verdad, el amor, la conciencia y dios forman parte de una familia de lo que podría llamarse sensibilidades. El fracaso absoluto de la razón moral humana - "ellos hicieron esto, así que yo puedo hacer lo otro"- es sustituido por un único mandamiento imperativo: no matar.

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No se trata de ética ni de sus débiles intentos de aportar "razones": llega a ti. Su asco insoportable y su desesperación les llevan a otro lugar. Se repliegan sobre sí mismos y se destruyen. Y tú sales por el otro lado y te encuentras con otra persona en otro mundo. Se produce por lo que antes se llamaba la "gracia de dios". No hay voluntad, sólo la aceptación de un don.

El amor no es esa noción frágil y sentimental que nos han dicho que es. El amor es la adhesión militante a un único principio: el amor muere por sí mismo. El amor está más allá de cualquier consideración mundana sobre la vida y la muerte. El amor es el dogma de que la acción debe dedicarse al bienestar del otro, "ama a tus enemigos", sin importar las consecuencias.

El amor en acción es perdón. El perdón, bien entendido, no tiene nada que ver con la persona que te ha hecho mal. No es sólo negarse a llevar la cuenta, sino rechazar la idea misma de llevar la cuenta. No es sólo la negativa a juzgar, sino la negativa a aceptar que es posible juzgar. Es una estética completamente diferente de lo que significa vivir una buena vida. No estamos aquí para actuar por nosotros mismos, estamos aquí para someternos a Dios.

El amor es lo contrario del cálculo. El amor es lo diametralmente opuesto a la lógica material. El amor disfruta siendo aplastado y extinguido. El amor se encuentra solo y olvidado en una celda. El amor es completamente estúpido: sólo un tonto lo seguiría. Pero lo más gracioso es que sólo a través de su abyecto fracaso conquista el mundo: es la broma de Dios. Porque los enemigos del amor luchan en terreno ajeno. No saben ni lo que hacen ni quiénes son.

Son hijos de Dios, pero se resisten a esta verdad hasta la muerte, a menos que se salven y salven al mundo a cambio.

Este es el origen oculto y oscuro de la noción moderna de no violencia. No la superficial obsesión contemporánea por "lo que funciona". El amor funciona porque no funciona. Sólo funciona cuando se hace por sí mismo. Sólo unos pocos reciben el don de esta realización, pero la sociedad siempre es redimida por las acciones de unos pocos.

Para Gaza, el amor en acción requeriría que cien personas se sentaran junto a la carretera y dejaran de comer y beber. Cuando se les pregunte qué están haciendo, dirán que están esperando la muerte o que hay que detener la matanza. Ganarían porque el amor está dispuesto a morir por amor. Y muchos de los cien podrían morir antes de que el amor avergüence a los que matan para que dejen de hacerlo. Son guerreros de Dios.

Por supuesto, la gente se indignará. Pero, ¿por qué oponerse a que unas pocas personas mueran por amor cuando miles mueren por odio?

Para que quede claro: el amor sólo es amor cuando es para sí mismo; porque el amor es dios y dios es para dios. Infinito.

Y aquellos que mueren por amor, con el caos sucediendo a su alrededor, tendrán una sonrisa en su rostro. Han entrado en el Reino como se llamaba antes. Reunidos con el Uno. Por fin en paz.

"En el momento en que aceptas que no es posible luchar por los dos bandos al mismo tiempo, has perdido tu alma". - Zizek

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